miércoles, 31 de octubre de 2007

Después de la salida, ella lo invitó a pasar. Cualquiera podría haberse dado cuenta de los sentimientos entre los dos; cualquiera menos ellos mismos. Se sentaron en el living y ella preparó café. El encuentro seguiría un largo rato más, eso estaba claro. Charlaron un momento sobre intereses compartidos, pero, como no podría ser de otra manera, esa charla desembocó en el amor. Ella abrió su corazón como nunca antes lo había hecho. No sabía por qué pero él le inspiraba confianza. Le contó desde su inocente primera experiencia hasta la trágica ultima. En el momento en que él debía contarle sobre sus amores, no tuvieron mejor idea que besarse. Y no se avergonzaron de eso, sino que lo hicieron sin pudor; se besaron con pasión. Se recostaron en el living y acariciaron sus cuerpos, besos mediante. De repente, los deseos, que ambos creyeron satisfechos, se hicieron más fuertes y fueron más allá del mundo de besos y caricias. Ella besaba con suavidad y ternura cada centímetro que dejaba al descubierto al desabrochar cada botón de la camisa mientras que el, la acariciaba, y, cada vez que podía le besaba el cuello. Una vez que el pecho de el quedó al descubierto. Él, imitó a su compañera, repitiendo el acto que ella acababa de hacer. Luego ambos unieron esfuerzos para que sus pantalones se apilaran al final de la montaña de ropa que estaba junto al sillón. Así continuaron, hasta que se descubrieron desnudos. Ambos querían descubrir la piel del otro, sentirse, amarse. Y entonces al mismo momento, ambos decidieron...


-"¡¡CORTE!! No me gusta esta escena creo que los escritores deberían revisarla. ¡¡Receso de 15 minutos!!"


Ambos se vistieron nuevamente, pero cada uno por su lado, sin hablarse, sin mirarse siquiera. Él fue al norte, ella al sur. Él a firmar algunos autógrafos, ella a buscar una cualquier cosa light, para cuidar su figura. Resultó ser que a quienes creíamos, hace unos instantes, los amantes perfectos, eran en realidad dos perfectos desconocidos.

jueves, 25 de octubre de 2007

Sé que soy un poco imperfecta, por no decir bastante.
Sé que puedo tornarme insoportable e inaguantable.
Sé que te amo como a nada en este mundo.
Que sos todo por lo que vivo, y por lo que no quiero morir.

Sé que me da miedo perderte, pero no tanto como no poder hacerte feliz.
Sé que me aterroriza despertarme una mañana y no tenerte.
Y me encanta levantarme pensando en verte.

Sé los sueños que quiero cumplir, y las pesadillas que quiero olvidar.
Sé que mis gustos son complicados. Y es porque se que adoro todo lo que me recuerda a vos.
Sé que cuesta decidirme. Y se que es porque quiero complacerte.
Sé que soy un poco celosa. Se que no quiero compartirte.
Sé que fui la primera. Y se que quiero ser la última y única.
Sé que sos el hombre de mi vida.
Sé que voy a amarte después de mi muerte.

Pareciera que tengo muchas certezas, pero en mi cabeza ganan las incertidumbres.
Igualmente me alcanza con saber que como vos me amás, te amo yo... y un poco más.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Por más que uno planifique su vida entera; siempre algo sale distinto; porque no solo depende de uno, sino que gran parte de nuestra vida dependen de quienes nos rodean.

Y así lo terminó. Así terminó Martín su 10° libro de autoayuda.

Martín era un autor muy reconocido de ese género. Vendía libros a montones. Era el escritor más reconocido de su país, cosa nada fácil, sobre todo teniendo en cuenta el tipo de libros que escribía.

El escribía que la clave de todo estaba en los demás, en cómo nos dejemos influenciar, en cuan abiertos estemos a ayuda.

Pero a decir verdad a duras penas podía con su vida. Tenía su casa. Bueno, la casa era casi suya, alquilaba, pero no tenía problemas para pagar. Tenía una novia. Bueno, era su novia pero no estaba totalmente seguro de ello. Tenía una familia. Bueno, tener, lo que se dice tener la tenía, aunque no se vieran hace más de 15 años. Tenía amigos. Bueno, en realidad no eran amigos de él; si no amigos de su fama y de su dinero. Pero lo que si tenía y era absolutamente suyo era su libertad. Libertad de hacer lo que quisiese, decir lo que pensase y sentir lo que el corazón le dictaba.

Después de terminar el libro, conectó su computadora a Internet para enviarle la copia terminada la los revisores. Se olvidó de cerrar su mensajero, y enseguida le habló alguien. Le resultó extraño el saludo porque no era ningún conocido, y porque si bien hablaba en español, no utilizaba palabras que el conociera del todo. Y como Martín era amante de las letras no pudo evitar entablar conversación. Se conocieron. Ella (porque era una dama) era una mexicana de su misma edad. Era soltera y solitaria ya que tenía unos pocos amigos en México. Igualmente, estaban a miles de kilómetros ya que ella estaba ahora es Chile. Pero preparando todo para mudarse a El Salvador. Y es que ella vivía así. De mudanza en mudanza, de país en país, haciendo nomadismo laboral. Había intentado establecer algunas relaciones pero entre mudanzas, y sus modos toscos, le había resultado prácticamente imposible.

Y de todo esto se había enterado Martín en tan solo 30 minutos. De repente, la chica se desconectó, sin decir ni chau. Martín se quedó con ganas de saber más. Esperó, y esperó y esperó pero Sol no volvió.

Se fue a dormir angustiado, quería volver a hablar con ella.

El día siguiente se lo pasó sentado frente a su computadora. Canceló todas sus obligaciones solo por esperarla. Y valió la pena. A eso de las tres de la tarde volvió a conectarse. Hablaron otra vez largo y tendido. Esta vez contó un poco él sobre su vida, sin dar demasiados detalles. Contó que era escritor, que tenia una casa alquilada, una familia y una novia. De repente, sintió a que se había referido ella cuando le habló de sus modales toscos. Empezó a hablarle de mala manera; y él, ofendido, la dejó hablando sola.

Pasó una semana sin que volvieran a hablarse. Luego de esta semana, un día cualquiera él revisó su correo para saber la opinión de los revisores sobre el libro recién finalizado. Y sin embargo se encontró con un mensaje de Sol. En el pedía disculpas, le comentaba que estaba deprimida por un nuevo viaje, por el alejamiento de ciertas personas a las que quería mucho y que si quería hablarlo, ella estaría conectada hasta las 22.00. Eran 21.58. Se apresuró por abrir el mensajero, y ahí estaba Sol, tal como había prometido. Volvieron a hablar, pero esta vez un poco más relajados. Hablaron sobre todo, amigos, trabajo, relaciones... hasta en un momento él sintió como que Sol se le estuviese insinuando. Él tenía novia, pero decidió seguirle el juego, como para divertirse o ver que pasaba. Al final de la conversación, seguía en duda; pero como al otro día tenía una reunión muy importante, no otra opción que enviarle un mail para aclarar sus dudas.

A la mañana siguiente, después de la reunión fue al departamento de su novia, tocó el portero, y al instante se dio cuenta que se había olvidado que ese mismo día era su aniversario. -"¿Amor sos vos?". Él contestó que si. - "Ya bajo. Esperame un minuto" Pensó y pensó. Un minuto alcanzaba. Corrió hasta la florería de la esquina, compró un par de jazmines y corrió de vuelta a la puerta del edificio. Apenas llegó, su novia abrió la puerta del ascensor, la puerta de calle y subieron juntos al departamento. "Gracias amor, son hermosas" exclamó la chica al recibir las flores.

Vieron una película que pasaban en el cable tirados en el sillón. Se empezaron a mimar, y en ese mismo sillón, hicieron el amor. Se miraron durante media hora antes de cambiarse. Ella se fue a peinar al baño. Él aprovechó para conectarse. La verdad es que en esa última media hora él solo había pensado en la duda que tenía acerca de Sol. Su novia regresó y le dio un beso. - "¿Te pasa algo?" le preguntó. - "No nada. ¿Querés que prepare un café?" Contestó rápido para cambiar de tema. - "Bueno, dale"

Fue hasta la cocina, preparó el café y lo llevo en una bandejita con los jazmines. Ella ya no estaba en el sillón. Estaba en la cama. Las lágrimas le caían por la cara.

- "¿Qué te pasa mi amor? ¿Por qué llorás así?". Realmente no entendía qué había pasado para que ella esté tan mal.

- "¿No lo sabés? Mirá" y apuntó al monitor. Ahí estaba Sol. Ahí estaba saludándolo, comentándole el mail que le acababa de contestar y pasándole las fotos que él le había pedido.

Realmente no sabía que hacer. Le pasaron por la mente todos sus libros. Trató de encontrar allí alguna forma de explicar o de ayudar a pasar el momento, porque él realmente la quería. Y allí se dio cuenta. Realmente la amaba con todo su corazón, y nunca había valorado todo lo que ella era.


Pero nada servía ahora. Ella, cansada y muy desilusionada, eligió ponerle fin a la relación. Y él, sin consuelo puso fin a su carrera. Se dio cuenta que cada persona vivía a su manera y que no había una guía para ser feliz.

Tarde... pero lo aprendió.

sábado, 25 de agosto de 2007

¡¡Gran inauguración!!

Hola a todos. Antes que nada quisiera agradecerles su visita. ¡¡Estamos de estreno!!

Por fin me he animado a crear mi propio blog. Había tomado la decisión hace algún tiempo, pero fue una tarde depresiva y aburrida como la de hoy, la que me ha ayudado a dar el gran paso y a convertir en realidad la ilusión del blog propio.

Esta primera entrada es de vital importancia para mi, por lo cual he decidido no arruinarla con textos de mi autoría. A continuación podrán encontrarse con los fragmentos que he seleccionado de mi libro favorito.

Les agradezco nuevamente su visita. Adiós.

El Principito -
Antoine de Saint-Exupéry
"Hay que exigir a cada uno lo que puede hacer -replicó el rey-. La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución. Tengo derecho de exigir obediencia porque mis órdenes son razonables."

"Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo, eres un verdadero sabio."


"Lo que me conmueve tanto en este principito dormido es su fidelidad por una flor, es la imagen de una rosa que resplandece en él como la llama de una lámpara, aun cuando duerme..."

"Si amas una flor que se encuentra en una estrella, es agradable mirar el cielo por la noche. Todas las estrellas están floridas."


"He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos."


"El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante."


"Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco."



viernes, 24 de agosto de 2007

- "Amor, ya llegué!"
Como todas las tardes, llegaba 20.30 después de una dura jornada de trabajo. "Hola" le respondió. Podría haberlo hecho mejor, pero su ansiedad por la libertad no la ayudaba. "¿Dónde está la comida? tengo hambre" - Cada palabra dolía como un cuchillo.
¿Por qué nunca puede haber un beso? ¿Por qué no puede preguntarme como me fue en el día?
Como siempre, su estómago de elefante es más importante que yo... ¿qué cambió tanto desde aquellos perfectos días de noviazgo? ¿En qué me equivoqué? ¿Qué hice mal?
Todo estos pensamientos la invadían mientras el otro, seguía exigiendo la cena. Sea cual fuera su error, pronto sería reparado.

"Acá tenés, te preparé tu comida preferida" - dijo ella con su mejor sonrisa. Él probó un bocado lentamente. Por su cara, ella ya sabía que diría algo. "A esto le falta sal... Nunca te va a salir bien de una ¿no?" En la vida que llevaban juntos, nada que hubiese hecho ella lo satisfacía por completo.

"¿Y estos rollitos?" - Su insatisfacción generalizada hacía que no le importase que, a pesar de sus 45 años, estuviera perfecta, que no tuviese rastros del embarazo, que tuviera un cuerpo digno de la envidia de todo el sector femenino del barrio y, motivo de fantasía de todos los hombres que posaban insolentemente los ojos en sus curvas. La cantidad de veces que había tenido la posibilidad de estar con tipos mucho mejores que su marido, y sin embargo, ella seguía al pie del cañon con esa máquina comelotodo que estaba en la mesa.

- "Otra vez tu mamá en el telefono"
Quejate, total.. tu mamá no me llama setenta veces por día a ver si te cocine, te lavé, te planché, para avisar que va a venir a comer el martes... y el miercoles, y el jueves, que se va a ser supervisora de mis labores y iba a encontrarme doscientas fallas y ninguna virtud... y bueno, ¿de qué me quejo?.... de tal palo, tal astilla ¿no?

- "No, no podés salir hoy con tus amigas porque si no, me quedo solo"

Y acaso MI soledad es una compañera digna en cada hora de mi vida, cuando hay partido, cuando salís con tus amigos y volvés a las 3 de la mañana con todas las evidencias de que no fue una salida "de hombres" como dijiste, cuando elegiste llevarme a una exposición... de los nuevos autos del turismo carretera. "Así compartimos una salida" - dijiste. Cuando te quedas horas admirando a mi pobre Luli, mi única hija, autista ella. Nunca te preocupaste por considerarla un fenómeno del cual obviamente yo soy culpable. O para hacerlo más fácil y simple, cada mísero minuto en que estás conmigo e igualmente estoy tan sola....


"¿Sabías que hoy me encontré con tu hermana, me contó que los chicos..." - "Shhh! Después me contás. ¿No ves que están pasando el resumen de la fecha. Tengo ver los goles de boquita"
El impulso casi la hace equivocarse. Claro, no había sido suficiente el ver los goles en Fútbol de primera, Chau domingo, Estudio Fútbol, Líbero y en cuanto programa de futbol o resúmen deportivo hubiese en la TV.

Hasta ella, con su completo desconocimiento de la materia, podía relatarle el gol que Gago había convertido el fin de semana, cuando el arquero le puso una pelota en la mitad de la cancha y , de contraataque, pudo eludir a los tres defensores que quedaban en el área de Racing, quedar mano a mano con el arquero y hacerle "el peor gol que un arquero puede recibir... de caño", según textuales palabras de Macaya.
¿Por qué no me valora? Si cualquiera me desea, me quiere a su lado... Puedo salir a la calle asi como estoy que de 5 hombres que pasen, a 6 les encantaría poder hacer cambiarme por su mujer... ¿qué hago mal que él no siente lo mismo?
La masa ambulante terminó de comer, y fue derechito a bañarse. Ni hablar de levantar un tenedor o de preguntar si se necesitaba ayuda. Suspiró. Tomó fuerzas. Rogó por paciencia para no arrebatarse y cometer imprudencias.

Levantó todo, lavó los platos, y, después de haberse cambiado, se metió en la cama. La ansiedad por lo futuro no la dejaba dormir. Sin embargo, cuando oyó que la puerta del baño se abría, se esforzó por parecer dormida.

"Negra" - le dijo él al oído mientras se acomodaba en la cama y le acariciaba la cadera. "Gordita" - repitió mientras su mano iba rumbo a su entrepierna. Le dio un par de besitos en el cuello, pero ella estaba en otro lado. Él se desvistió, y le levantó el camisón.

¿Gordita? ¿Gordita? ¡¿Gordita a mi?! ¡¿Y así pretendes que yo sienta ganas de que instales tu colosal existencia sobre mi; sin fijarte si me estás aplastando, me siento bien o mínimamente a gusto?! ¡¿Así pretendes convencerme de que esta vez va a ser distinto, de que esta vez va a ser especial, de que esta vez va a ser única y que vas a preguntar si me gusta o que me gustaría?! ¡¿Así pretendes que yo me esfuerce en fingir un orgasmo porque vos no sabés, ni te preocupás, en producírmelo pero ves ciertamente atacada tu condición de hombre si "no lo tengo"?!

Súbitamente, un ronquido la volvió a la realidad. El tiempo que le había tomado pensar todo eso fue suficiente para que él cumpliera sus "necesidades masculinas" y se durmiera profundamente sin siquiera preguntar porque había ella no había emitido palabra. Sintió la necesidad de despertarlo y decirle todo, pero la invadió una inmensa tranquilidad. El momento había llegado.

Feliz aniversario mi amor... Cómo sé que no pensaste en mi regalo, al igual que los últimos 20 aniversarios, me elegí un regalito yo...


"No lo puedo entender oficial" - esbozó entre un llanto profundo. "Nunca habíamos tenido problemas graves con ella... tenía ciertas tendencias destructivas pero el médico dijo que, mientras estuviera medicada, podía estar en casa sin ningún problema"

"No se preocupe señora, la comprendo. Debe ser difícil aceptar y convivir con un hijo en estas condiciones" - dijo el oficial. Entre ambos, yacía el cuerpo sin vida de su marido. El cadáver mostraba una sola puñalada. "Ahora vaya con su hija que la debe necesitar, y lávela un poco, aunque le pido que nos alcance el camisón para poder procesarlo". En el interior de la casa, se podía ver a la nena, sentada y bañada en sangre, pero radiante como nunca.

"¿Le puedo hacer una última pregunta?" dijo el perito. Ella asintió. "¿No le resulta extraño que su marido presente una sola puñalada? Es... tan poco...". - Con gran tristeza contestó: -“La verdad es que no sé que decirle... mundos como el de mi hija son incomprensibles, no se puede saber qué pensaba"

¿Tan poco? ¿Le parece? A mi no me parece poco. Bastante acertada diría yo... justito como las que él daba siempre… justo en el centro del corazón...


30/10/06